Según el último Market Monitor difundido por Crédito y Caución
La demanda de acero en el mundo se desacelera. Después de crecer cerca del 5% en 2017, se prevé que
2018 cierre con una tasa del 1,8%, que se reducirá al 0,7% en 2019. El último
Market Monitor difundido por Crédito y Caución advierte que el rebote del acero está soportado sobre factores cíclicos, en un contexto de riesgos estructurales no resueltos. “El exceso de capacidad sigue siendo un problema importante, y la tasa de utilización global sigue siendo baja en comparación con los años anteriores a la crisis crediticia de 2008”, afirma el informe.
La aseguradora señala
diversos riesgos que, de materializarse, “podrían provocar inmediatamente una caída importante en la demanda de acero a nivel regional o mundial”: la escalada del conflicto comercial entre China y Estados Unidos, la desaceleración de China, el Brexit, la recesión en la Unión Europea o las salidas de capital de los mercados emergentes.
El resultado de las
crecientes disputas comerciales influirá en la evolución de los precios en 2019. Aunque el impacto directo de los aranceles estadounidenses a la importación de acero y aluminio es limitado hasta ahora para la mayoría de los países, las incertidumbres en el mercado han aumentado. Algunos productores, como China, Rusia, Turquía y Corea del Sur han comenzado a reorientar sus exportaciones y la Unión Europea ha puesto en marcha medidas de salvaguarda y antidumping para evitar precios bajos e importaciones baratas.
En ese sentido,
los aranceles del acero y el aluminio podrían tener un impacto adverso en la propia economía de Estados Unidos, especialmente entre los sectores de compradores como automoción, construcción o bienes de consumo duraderos. No trasladar los aumentos de precios relacionados con los aranceles afectará los márgenes, mientras que trasladarlos a los consumidores finales podría reducir la demanda.
En China, el exceso de capacidad sigue siendo un gran desafío, a pesar de la reducción de producción de 120 millones de toneladas de acero llevada a cabo en 2016 y 2017. Se espera que la demanda nacional siga siendo sólida, respaldada por el incremento de infraestructuras, pero los márgenes comerciales del sector son muy reducidos y el alto apalancamiento constituye un problema de primer orden.