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Según el Informe de Circularidad de AEA
Frente a la madera y al plástico denominado PVC, el aluminio se postula como el material más indicado para un futuro que se rija por los principios de la Economía Circular. Esta es una de las principales conclusiones que trae a la luz el “Informe de Circularidad” que acaba de publicar la AEA (Asociación Española del Aluminio y Tratamientos de Superficie), que representa a más de 600 empresas del sector. Según este, el valor de circularidad medio del aluminio de sitúa en el 70%; casi el doble que la madera (con un índice medio del 39%), y casi el cuádruple que el plástico denominado PVC (con un índice medio del 19%).
Valores medios de circularidad
El valor medio se ha extraído a partir de varios indicadores obtenidos por diversos métodos, en concreto, la Puntuación de Reutilización de Material (PRM) de la certificación “Cradle to Cradle”, el Indicador de Circularidad Material (ICM) propuesto por la Fundación Ellen MacArthur, y el Índice de Circularidad (IC) propuesto por el profesor Cullen de la Universidad de Cambridge. Los resultados de estos índices aportaban, así, una horquilla en cuanto a la circularidad de cada material, siendo estos intervalos:
-El aluminio presenta valores de circularidad entre el 65,9% para el ICM, el 75,3% del PRM, y el 66,7% para el IC.
-En el caso del plástico (PVC) los indicadores estudiados se encuentran entre el 10,1% obtenido para el IC, y el 24,4% para el ICM.
-Para la madera, se han obtenido un valor de 35,5% para el ICM y un valor de 43,3% para el PRM.
El propósito del estudio es el de analizar los índices de circularidad de estos tres materiales (aluminio, PVC y madera), fundamentales en sectores tan de peso como la construcción, donde los esfuerzos se dirigen a continuar creciendo desde la no emisividad, la durabilidad, y el empleo de materiales cuya continuidad esté asegurada más allá de su vida útil como materiales para la edificación.
Así, en el caso de los perfiles de ventanas, el valor del ICM puede alcanzar el 81% para el aluminio. Esto se debe a la extensión de la vida útil de las ventanas de aluminio con respecto a las de PVC y madera.
El indicador de circularidad se entiende como un porcentaje, por lo que el ideal se situaría en el 100%. Cuanto más nos alejamos de esa cifra, significa que el flujo de materiales no es circular, sino netamente lineal. Es decir, con un ciclo de vida de usar y tirar. “En el caso del aluminio, los indicadores podrían parecer bajos atendiendo a la alta tasa de recuperación y a la eficiencia en el reciclaje de este material. Lo que a día de hoy aleja al aluminio de esa cifra del 100% es el hecho de que la demanda de este material es superior al aluminio actualmente en circulación, lo que hace necesario meter aluminio primario en el flujo de materiales”, ha señalado Jon de Olabarria, Secretario General de la AEA.
Dicho de otro modo; el contenido de aluminio reciclado en la actualidad está limitado por la disponibilidad de chatarra de este material. El constante aumento de la demanda de aluminio y el hecho de que, en algunos sectores, como el de la construcción, la vida útil de los productos sea de varias décadas, provoca que el aluminio reciclado en la actualidad no sea suficiente para satisfacer la demanda de este material. Se requiere por tanto la inyección de aluminio primario en la cadena de suministro.
“El contenido de aluminio reciclado promedio en el suministro mundial se encuentra en torno al 36%. Nuestra previsión es la de que, progresivamente, se produzca una estabilización y llegue un momento en el que se nivele. Será el momento en el que el aluminio disponible para su reciclaje y reutilización se equipare con el aluminio demandando, alcanzando esa cifra del 100%”, añade Jon de Olabarria.
Según el Secretario General de la AEA, “estos datos sustancian y hacen aún más robusto lo que ya sabíamos del aluminio; que se trata de un material muy sostenible y que encaja perfectamente en los preceptos que rigen cualquier Economía Circular, no solo por ser 100% reciclable infinitas veces sin una merma de sus propiedades, sino por su durabilidad, el amplio espectro de aplicaciones a que se puede destinar esta materia prima, y por los buenos resultados que da en materia de aislamiento y eficiencia energética en sectores tan vitales como el de la construcción, en el camino hacia una sostenibilidad lo más sostenible y bajo emisiva posible”.