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Durante los años 2021 y 2022, el sector del metal registró unos precios y beneficios sin precedentes, impulsados por una serie de factores complejos, que derivaron en una extraordinaria inflación, y que podemos resumir en una rápida recuperación del consumo tras la pandemia y cadenas de suministro distorsionadas e incapaces de garantizar el abastecimiento.
Tras esta etapa de euforia, 2023 ha supuesto una vuelta gradual a la normalidad, con una fuerte corrección de precios y una demanda industrial débil que obliga a las compañías a ser muy eficientes para mantener sus resultados en positivo.
La posibilidad de una caída brusca de precios, como la ocurrida entre 2007 y 2008, ha quedado descartada y las empresas han podido digerir la devaluación y los excesos de inventario de manera gradual.
“En el segundo semestre de 2023 y primer semestre de 2024 estamos viendo una vuelta a la normalidad en términos de rentabilidad, con márgenes acordes con los parámetros prepandemia. Algunos nichos más pegados al ciclo, como los tubos, perfiles, etc. todavía están sufriendo la resaca, con márgenes operativos muy ajustados como consecuencia de un exceso de oferta que le cuesta absorber a la baja actividad que hay ahora mismo en el mercado”, indica Iñaki Ballesteros, coordinador de Analistas Zona Norte de Solunion España.
Esta situación no parece que vaya a mejorar en los próximos meses. Históricamente, ha habido dos formas de mejorar la rentabilidad:
A pesar de que China ha ido limitando el crecimiento de su capacidad de producción en estos últimos años, un menor consumo interno está provocando un aumento de las capacidades ociosas en sus acerías, que intentan llenar con exportación, presionando a la baja los precios a nivel global.
A pesar de esta fuerte caída de la rentabilidad, y con previsiones de recuperación a corto plazo poco optimistas, el número de insolvencias en el sector continúa siendo bajo, mostrando un comportamiento de pagos por encima de la media de sectores en España. La coyuntura económica ha sido muy favorable tras el Covid, y eso ha permitido que el sector acumule aún una reserva de liquidez importante.
Según nuestro índice de impago, si hasta finales de 2021 este mostraba una tendencia similar a la media nacional, a partir de principios de 2022 hay una clara divergencia, mostrando un comportamiento de morosidad por frecuencia visiblemente mejor.
Respecto a las insolvencias, el número de concursos de acreedores del sector en España sigue por debajo de los últimos 5 años. En 2023 se declararon 140 concursos de acreedores, un -6% por debajo del 2022. Y esta misma tendencia se acentúa en 2024. Hasta junio, se han presentado 56 concursos, un -21% menos que en ese mismo periodo de 2023.
La vuelta a la normalidad en el sector también tendrá efecto sobre esta situación excepcional de insolvencias, volviendo de forma progresiva a una situación más normalizada en términos de impagos a lo largo de los próximos meses. En este sentido, con el cambio de ciclo y el reflejo que se espera en los resultados de las empresas del sector, esperamos un incremento moderado de los impagos para el próximo año.