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La limpieza técnica, un proceso esencial para el correcto mantenimiento de los equipos, es un tratamiento superficial que elimina cualquier tipo de residuo contaminante que haya podido quedar en los componentes tras su fabricación. Este tipo de restos puede ser problemático y afectar al correcto funcionamiento de los mismos.
Exponer los últimos avances y tendencias en el campo de la limpieza técnica de componentes industriales ha sido el principal objetivo de la jornada ‘Critical cleanliness: exigencias de la limpieza técnica en el sector industrial’, que se ha celebrado en Madrid el pasado 26 de octubre.
A pesar de que este proceso surgió de la necesidad del sector del automóvil, la cita, organizada por la empresa Evident y el centro tecnológico Tekniker, miembro de Basque Research and Technology Alliance (BRTA), ha estado dirigida también a profesionales de la electromovilidad, la industria aeroespacial y la aeronáutica.
Para ello, el programa ha contado con la participación de personal experto de la Asociación Española de Proveedores de Automoción (Sernauto) y representantes de empresas líderes de diversos sectores, como CiTD, PMG Polmetasa, LISI Automotive y la compañía internacional Gläser.
Durante el evento, diferentes ponentes han abordado metodologías y soluciones técnicas de ensayo y caracterización, así como herramientas para hacer frente a los desafíos futuros con un foco puesto en la mejora de la calidad y de los procesos de fabricación.
Jose Rodríguez, gestor de transferencia de tecnología de Tekniker, ha asegurado que uno de los retos más destacados de la limpieza técnica en la actualidad está relacionado con los componentes de la E-mobility, ya que “las piezas que se utilizan en este sector no solo son de mayor tamaño que las tradicionales, sino que también existe un mayor desconocimiento acerca del daño que pueden provocar en los equipos las partículas y demás contaminantes residuales”.
La limpieza técnica se contempla como una tarea a realizar desde el inicio del ciclo de vida de una pieza para garantizar que el cumplimiento de su función acorde con los requisitos de calidad. “Hay que decidir cómo, cuándo y cuánto limpiar para optimizar los esfuerzos y recursos y lograr el nivel de exigencia deseado de manera eficiente”, ha subrayado Rodríguez.
Para poder llevar a cabo esta operación, existen diversas metodologías que evalúan la contaminación y composición química de partículas de los componentes de un equipo y, en función de la cantidad, geometría, tamaño y naturaleza, determinan si pueden llegar a dañar el funcionamiento.
Uno de los métodos más comunes es el uso de las normas ISO 16232 o VDA 19.1, que en sus orígenes se aplicaban en el sector del automóvil y con el tiempo se han extrapolado y adaptado a sectores como el electrónico, el óptico o el médico, entre otros.
“En este proceso, se desplazan las partículas contaminantes utilizando un medio principalmente líquido, luego se capturan en un filtro y se analizan mediante métodos ópticos, como puede ser un microscopio, para poder evaluarlas”, ha explicado Rodríguez.
Asimismo, en sectores como el aeroespacial, en el que los componentes son de gran tamaño y los contaminantes pueden ser diferentes a los de otras industrias, se aplica normativa y regulaciones específicas que garantizan una limpieza adecuada.
La jornada, respaldada por Getafe Iniciativas (GISA), se ha llevado a cabo en la sede de Tekniker en Getafe (Madrid) y ha mostrado los últimos avances en procesos de limpieza técnica, así como los retos existentes en la materia.