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El 58% del PVC fabricado a nivel mundial va dirigido al sector de la construcción, principalmente en forma de tubos, canalizaciones, perfiles extruidos para carpinterías y láminas para imprimación o recubrimientos. De ahí que la mayor cantidad de residuos de este material producidos tanto de postconsumo como de procesos de instalación, los genere esta industria.
No obstante, y a pesar de esto, la mayoría de los procesos y técnicas de reciclaje que están desarrolladas para los plásticos proceden de productos de uso doméstico (plásticos de un solo uso). Y debido a esto, los elementos de PVC provenientes de demoliciones y rehabilitaciones, como ventanas, suelen acabar en contenedores de residuos inertes mezclados con resultados de reciclado de baja calidad. Esto significa que en el proceso de tratamiento no se eliminan los componentes peligrosos o residuales del material primario.
Esta es una de las principales conclusiones derivadas de ‘CoCircular. Estudio sobre la reciclabilidad de los materiales para carpinterías de pvc y aluminio’, publicado por la Asociación Española del Aluminio (AEA), que representa a más de 600 empresas del sector, y desarrollado por terceros independientes con el objetivo de conocer la circularidad real de los materiales de PVC y aluminio dentro de los productos de perfilería para carpinterías.
El estudio está enfocado con un análisis del ciclo de vida del material, desde su clasificación como residuo de postconsumo hasta su transformación en nuevo producto, centrándose en los tres eslabones principales de la cadena de valor: producción del residuo, tratamiento y transformación a materia secundaria o reciclada (recuperación) y fabricación de nuevos productos reciclados.
“Actualmente, y en especial desde la entrada en vigor de la Ley 7/2022 del 8 de Abril de residuos y suelos contaminados para una economía circular, la tendencia es que se está mejorando notablemente la separación de residuos, aunque aun así algunos siguen sin cumplir las condiciones mínimas de calidad exigidas por las plantas. Es el caso, por ejemplo, de los plásticos. La realidad en obra es que todos los elementos de este material que aparecen están mezclados entre sí, en diferentes cantidades y calidades, y dependerá de la capacidad tecnológica de la planta de tratamiento de que sean correctamente clasificados. Y si no lo son, por la imposibilidad de realizar una clasificación económicamente viable, terminarán depositados todos juntos en vertedero de inertes”, explica Gonzalo de Olabarria, Secretario General de la AEA.
La problemática de los plásticos viene derivada por la amplitud de materiales que abarca el grupo, no existiendo subdivisión del mismo en el que agrupar materiales de similares características en base a su formación química específica. Cada uno de ellos debería ser tratado y gestionado de forma distinta, dado que en muchas ocasiones son hasta incompatibles entre sí. Pero los costes elevados que supondría hacer esto, así como la falta de recursos a lo largo de todo el proceso, provoca que, al final, solo se realice la segregación en aquellos materiales que son claramente rentables, como es el caso de los metales, especialmente el aluminio, el cobre, el plomo y el hierro/acero.
“Por el contrario que el plástico, más del 90% del aluminio utilizado en materiales de construcción se recicla. Este metal puede ser reciclado infinitas veces sin perder sus propiedades y sin disminuir su calidad. No se descompone en presencia de agua, ni se altera en contacto con el aire. Apenas sufre degradación ni con los procesos y técnicas de recuperación, ni con el paso del tiempo”, añade De Olabarria.
Del amplio estudio ‘CoCircular. Estudio sobre la reciclabilidad de los materiales para carpinterías de pvc y aluminio’ también se derivan las siguientes conclusiones:
En definitiva, concluye el Secretario General de la AEA, “el alumino es y se presenta como material del presente y del futuro en línea con los objetivos de una economía circular real y, hasta que las condiciones actuales no cambien, este material seguirá siendo más ventajoso que otras alternativas a la hora de apoyar los valores de circularidad y reciclabilidad en las obras de construcción y rehabilitación”.