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El centro tecnológico Ideko participa desde este año en el proyecto europeo BioStruct para resolver los problemas técnicos asociados al uso de compuestos con base biológica en estructuras industriales de sectores como el eólico o el marítimo. El objetivo principal de la iniciativa, financiada por el programa Horizon 2020 de la Unión Europea, es desarrollar y validar nuevos procesos de fabricación para impulsar el uso de los biocomposites.
En el caso del equipo de Ideko, aportará su know how en tecnologías avanzadas de medición en 3D y técnicas de visión para apoyar y sincronizarse con el proceso de fabricación de drapeado que se desarrollará en BioStruct y mejorar su precisión.
“Los compuestos naturales exhiben una mayor variabilidad en términos de dimensiones, peso y apariencia. Por lo tanto, la precisión es crucial al manipular telas hechas de fibras naturales, especialmente durante el corte y el drapeado de piezas compuestas. Este proyecto ofrecerá una comprensión más profunda de las propiedades mecánicas de los materiales biológicos para diseñar con precisión componentes estructurales y permitir su uso en este tipo de aplicaciones”, explica el investigador Ibai Leizea.
La solución planteada por el proyecto se validará a través de dos casos de uso: la fabricación de un casco para un barco eléctrico de seis metros de eslora y la producción de palas de rotor para plantas eólicas. En ambos casos, se emplearán fibras naturales y resinas biológicas como materiales de construcción, allanando el camino hacia una industria más verde y sostenible.
Las implicaciones de BioStruct van más allá de la sostenibilidad ambiental. Al mejorar el uso de los biocompuestos en componentes estructurales, la iniciativa tiene como otro de sus objetivos disminuir la dependencia de los compuestos convencionales de fibra de carbono y vidrio, producidos en una gran proporción fuera de Europa.
“Aproximadamente el 80% de todas las fibras de carbono se producen fuera de Europa, con aproximadamente la mitad del 20% restante fabricado bajo licencias extranjeras, lo que presenta desafíos genuinos para la autonomía estratégica de la industria europea”, destaca el experto de Ideko.
Los biocompuestos que incorporan fibras naturales presentan una solución prometedora para reducir esta dependencia. “Al aprovechar estos recursos naturales, la dependencia de materiales importados disminuirá sustancialmente, fortaleciendo la autonomía de la industria europea de compuestos”, añade Leizea.
La iniciativa visualiza un potencial de mercado de los biocompuestos de alrededor de 100 millones de euros para 2030, lo que llevaría a una reducción significativa en las emisiones de gases de efecto invernadero en la producción de compuestos, estimadas entre 2,5 y 4,3 millones de toneladas de CO2 por año.
BioStruct finalizará en 2026 y cuenta con un consorcio europeo liderado por la empresa de investigación aplicada Profactor (Austria) y que incluye a los agentes tecnológicos Abele Ingenieure (Alemania), Amura (España), Bladeworks (Italia), Cidetec (España), Enginsoft (Italia), Ideko (España), Lumoscribe (Chipre), Noma Resins (Polonia) y Techtera (Francia).