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El sector del reciclaje de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), pilas y baterías generó un Valor Añadido Bruto (VAB) de 1.390 millones de euros en nuestro país en 2022, lo que implica un crecimiento del 45% en los últimos cinco años, frente a los 955 millones de euros generados en 2018. Así se desprende del IV Informe Anual de Recyclia sobre Tendencias en la industria del reciclaje de RAEE y pilas en España. En cuanto al potencial del sector para generar empleo, en 2022 generó 24.000 puestos de trabajo a jornada completa, lo que implica un crecimiento del 45% en este mismo período.
Asimismo, según el informe, el sector incrementó un 53% su contribución directa a las arcas públicas del Estado, pasando de 150 millones de euros en 2018 a 230 millones de euros en 2022, en concepto de impuestos y cotizaciones sociales. Por su parte, comparando los datos de 2022 frente al anterior ejercicio, el VAB del sector creció un 12,5% y un 12,7% en cuanto a generación de puestos de trabajo.
José Pérez, consejero delegado de Recyclia, ha señalado: “Estas cifras reflejan el fortalecimiento progresivo de la capacidad de nuestro sector para generar riqueza y empleo, pero también la consolidación de un modelo de gestión, conocido como Sistema Colectivo de Responsabilidad Ampliada del Productor (SCRAP), por el que ya optan el 94,7% de los fabricantes e importadores de pilas y baterías y el 98,6% de los de aparatos eléctricos para cumplir con su recogida y reciclaje”.
En lo que se refiere a las cifras de aparatos electrónicos y pilas recogidos para su reciclaje, el informe analiza los últimos datos disponibles correspondientes al año 2020. En el caso de los residuos electrónicos, nuestro país recogió 393.800 toneladas ese año, un 6,1% más que en 2019. Esta cifra representa el 52,3% de las toneladas de aparatos electrónicos puestos en el mercado en el trienio anterior (2017-2019), un porcentaje ligeramente inferior al registrado en 2019 (55%), fundamentalmente por las distorsiones ocasionadas por la pandemia. No obstante, se trata de un patrón común en el conjunto de la Unión Europea (-2,6% en tasa de recogida) y a pesar del cual España se mantiene por encima de la media europea (45,9%) y de las principales economías de la UE, como Alemania (44,1%), Francia (42,3%) e Italia (36,5%).
Por lo que se refiere a pilas, baterías y acumuladores, su recogida y reciclaje registró un máximo histórico en el año 2020, con más de 275.900 toneladas de residuos, lo que representa un crecimiento del 14,6% respecto a 2019.
Esta cuarta edición del informe de Recyclia analiza las principales tendencias y retos en materia de reciclaje de equipos informáticos domésticos, cuya tasa de recogida es aún baja (14,1% en la UE), así como en el despliegue de la movilidad eléctrica, específicamente en la generación de residuos de baterías que implica alcanzar el objetivo de 5,5 millones de vehículos eléctricos en circulación en 2030.
Así, en base a un análisis sociológico, el informe de Recyclia arroja que la principal limitación a la gestión de los dispositivos informáticos en desuso es que la mayoría de los hogares españoles los acumula en sus viviendas, tal es el caso de los ordenadores de sobremesa (45%) y de los portátiles y tabletas (61%). No obstante, también constata los avances en materia de concienciación ciudadana para revertir esta situación. En este sentido, destaca el estudio, un 28,7% de los hogares de nuestro país ha depositado los ordenadores de sobremesa en un punto limpio, y un 15,2% ha hecho lo propio con portátiles y tabletas. Por su parte, solo el 2,9% y 1,1% de los hogares, respectivamente, ha depositado estos equipos en un contenedor no designado para ese fin.
Además, se observa que los ciudadanos con mayor formación muestran un mejor comportamiento en la gestión ambiental de estos dispositivos. Por ejemplo, el 34,2% de las personas que deposita su ordenador en el contenedor adecuado cuenta con estudios superiores frente al 26% y el 25% con educación media y baja, respectivamente.
En relación con la movilidad sostenible, el estudio traduce las perspectivas de su despliegue en generación de residuos de baterías para su reutilización y reciclaje con 2030 como horizonte. En concreto, estima en 40.000 las baterías de vehículo eléctrico disponibles para ser tratadas en plantas de reciclaje ese año. Asimismo, señala que más de 100.000 de estas baterías estarán utilizándose en segundas aplicaciones, tales como electrolineras, almacenamiento energético en parques fotovoltaicos para autoconsumo o apoyo a la red eléctrica. Por último, prácticamente 20.000 podrían reutilizarse de nuevo en vehículos eléctricos.