Revista
La Federación Empresarial Metalúrgica Valenciana se constituyó en 1977 como una organización sin ánimo de lucro. Aunque nuestro ámbito de actuación es la provincia de Valencia, FEMEVAL es, hoy en día, la organización empresarial sectorial de mayor peso en nuestra Comunidad. Aglutina a un total de 35 asociaciones de la industria, comercio y servicios del sector metal y más de 3.250 empresas que representan más de 42.000 personas trabajadoras. Por lo tanto, podemos decir que somos una federación grande por el volumen de asociaciones y empresas que representamos. Es más, en el último año se han incrementado significativamente en un 14% las empresas asociadas, señal del valor añadido de los servicios que prestamos centrados en orientar, asesorar, innovar, transformar, equiparar, colaborar y formar.
FEMEVAL, tal y como recoge el VI Plan Estratégico 2024-2027, tiene como misión liderar la defensa y representación del sector para impulsar el crecimiento y competitividad de sus empresas, asociaciones y de las personas que las integran. En cuanto a su visión, pasa por ser una organización empresarial de referencia, abierta, participativa, dinámica, comprometida con el desarrollo profesional y generadora de sinergias entre el ecosistema de la cadena de valor del metal. Podemos afirmar que somos también una organización empresarial fuerte, independiente, con personalidad y criterio propio. Pero, sobre todo, FEMEVAL es una gran federación que abandera valores y principios del buen gobierno como la transparencia, gobernanza, imparcialidad, inclusividad, liderazgo y cooperación.
Como síntesis de todo lo realizado destaca la inscripción de FEMEVAL en el Registro de Empresas Socialmente Responsables; la renovación Certificados ISOs 9001, 27001 y 14001, la obtención del Premio por el impulso de la FP otorgado por la Dirección General de Formación Profesional, la obtención del Sello Fent Empresa Iguals en oportunitats o el cálculo por tercer año consecutivo de la Huella de carbono. Y también, por supuesto, la firma de dos convenios colectivos sectoriales.
Cuantitativamente hablando, se incrementaron en un 4,4% las empresas asociadas, acompañamos a 3.700 personas de 150 empresas en su camino a la digitalización con la Oficina Acelera Pyme FEMEVAL y desarrollamos 138 jornadas.
Por otro lado, para favorecer la capacitación del sector, desarrollamos 216 acciones formativas para 3.382 participantes y 6.240 horas impartidas y pusimos el acento en atender las más de 35.000 consultas recibidas de nuestras empresas asociadas.
Además, en 2023 desarrollamos un total de 10 proyectos y, para que las nuevas generaciones vean en nuestro sector una salida laboral, llevamos a los Institutos el juego de cartas 'Metalmorfosis' para acercar a los alumnos y alumnas las oportunidades que ofrece estudiar un grado de FP del metal. También pusimos en valor temas como la importancia de la seguridad industrial a través del videojuego 'Sí, Seguridad Industrial' en la plataforma Roblox. En esta línea, participamos también activamente en diferentes ferias de empleo para acercar nuestra oferta formativa y hacer un llamamiento sobre la demanda de personal cualificado del metal.
Entre las fortalezas se encuentra la gran tradición industrial compuesta por un tejido productivo diversificado y consolidado y equilibrio de clústeres que nos permite tener resiliencia. También la altísima calidad de los procesos de producción en industria, en la prestación de servicios y en la distribución comercial y logística; una situación geoestratégica inmejorable; el elevado dinamismo de exportaciones de las empresas del metal; una sólida base de empresas en sectores de alta y media-alta tecnología; la relevante estructura de transferencia de i+D+I y conocimiento (compuesta por una red de institutos tecnológicos, centros de investigación, parques científicos y cinco universidades); y una presencia industrial muy importante en sectores como la automoción y su industria auxiliar.
El metal lleva miles de kilómetros y siglos recorridos como uno de los núcleos principales de progreso y desarrollo de la economía valenciana. No obstante, siempre ha sido difícil encontrar una definición clara para nuestro sector, aunque no hay más que mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta de que estamos rodeados de metal en todos nuestros ámbitos, en nuestra casa, en el trabajo, en el ocio…
El sector metal valenciano se presenta como uno de los sectores más fuertes y competitivos en el contexto industrial valenciano. Se trata de un sector heterogéneo conformado por empresas con diversidad tanto por su naturaleza como por sus productos finales. En este sentido, se podría decir que las empresas que lo forman encuentran su unión en la materia prima y en los procesos que le añaden valor, más que en las similitudes del producto final. Es por ello que la tarea de caracterización resulta en ocasiones compleja.
Las principales actividades industriales que lo conforman son la siderurgia, la metalurgia no férrea, la fundición, la industria del transporte y sus componentes, los bienes de equipo, la máquina herramienta, las industrias mecánicas, eléctricas y electrónicas, las manufacturas férreas, los talleres de mecanizado, matricería y moldes, las industrias de las tecnologías de la información y un largo etcétera. Estos sectores juegan un papel estratégico en nuestra economía. Las industrias del metal son tanto importantes demandantes del sector primario y de servicios como suministradores de bienes y servicios a toda la industria manufacturera. De ellas dependen, para su suministro, el sector energético, las industrias del sector primario, las redes de telecomunicaciones, la industria agroalimentaria, las principales industrias de proceso –incluyendo las industrias química, cerámica, petroquímica y del plástico- y las propias industrias metalmecánicas y eléctricas.
Asimismo, el metal es suministrador del equipamiento y la tecnología para los sectores sanitarios, sociales y del ocio, así como, en el ámbito del medio ambiente, de los sectores del agua, las aguas residuales y el tratamiento del aire. Paralelamente, una gran parte de lo que produce la industria del metal se destina al mercado de consumo, como los artículos de hogar y electrodomésticos, lámparas, equipos de telecomunicaciones o los productos electrónicos.
Nuestro sector es la columna vertebral del tejido industrial, ya que todos los demás sectores de producción y de servicios dependen en gran medida del equipamiento, la tecnología y la innovación de la industria del metal para su crecimiento y desarrollo. Basta recordar sus magnitudes: emplea al 12,6% de la población ocupada valenciana, supone el 35% del peso de los seis sectores tradicionales, representa el 12% del valor añadido de la economía, el 21% del PIB industrial y abarca el 36% del total de exportaciones realizadas en nuestra Comunitat.
Es un subsector importante en la federación por el número de empresas que lo componen y porque es eminentemente exportador, así como generador y trasmisor de innovación a sus sectores clientes. En la Comunitat Valenciana hay actualmente más de 750 empresas, con un crecimiento en los 10 últimos años superior al 10%. Emplea cerca de 12.500 personas, indicador que también ha crecido en la última década en un 50%, lo que significa que a pesar de que las empresas han ganado tamaño, la media de 16 personas empleadas por empresa sigue siendo muy pequeña. Su volumen de negocio asciende a algo más de 2.000 millones de euros, de los que cerca de 1.300 son exportaciones, representando más del 60%.
No olvidemos que la modernización industrial pasa necesariamente por la adquisición de nueva tecnología. Todos los sectores industriales necesitan proveerse de maquinaria y bienes de equipo de última tecnología, tener fácil acceso a equipamiento eléctrico y electrónico para la sensorización, automatización y digitalización de los procesos productivos, así como disponer de componentes esenciales y piezas de alta precisión fundamentales para garantizar el adecuado funcionamiento de los productos, dispositivos y sistemas. Para ello, se requiere contar en nuestra comunitat de unas empresas potentes en cuanto a fabricación de maquinaria, bienes de equipo, sensorización y automatización que provean de productos y servicios tecnológicamente avanzados al conjunto del tejido industrial.
Disponer de un conglomerado industrial adyacente que provea de estos productos y servicios al resto de sectores es vital para cualquier territorio que apueste por tener un tejido industrial dinámico, moderno e innovador. Este conjunto de servicios y productos son los que permiten promover y fijar la I+D en el propio territorio, facilitando su conversión en tecnología aplicada y su transferencia a las empresas productivas.
En este sentido, se hace imprescindible potenciar al sector de fabricación de maquinaria y bienes de equipo por su carácter estratégico. La manera de hacerlo es apoyando a las empresas de maquinaria y bienes de equipo para que puedan incorporar inteligencia (IA), conectividad (IoT), plataformas de análisis de datos y gemelos digitales a sus máquinas y productos que permitan su integración en sistemas de fabricación inteligentes, digitalizados y flexibles. También primando en la medida de lo posible la compra de maquinaria local, en las ayudas para adquisición o renovación de maquinaria innovadora.
Para empezar, nuestro sector es muy dependiente del mercado interior y las empresas exportadoras tienen sus principales mercados exteriores en Europa, siendo ambos, mercados maduros. Por ello, se debe aprovechar la excelente capacidad exportadora del sector para, a través de un programa de diversificación de mercados, acceder a nuevos mercados para compensar la disminución de ventas tanto en el mercado interior como en los mercados exteriores ya maduros.
En esta línea, habría que aumentar el grado de internacionalización de nuestras empresas. Y para ello habría que mejorar la capacidad de venta exterior, especialmente de las pymes. También impulsar la cooperación entre empresas que exportan, mediante consorcios y misiones conjuntas, para facilitar la apertura de nuevos mercados y reducir los esfuerzos y costes asociados.
Del mismo modo, la diversificación a otros sectores ofrece a las empresas del metal la posibilidad de reducir los riesgos asociados a la incertidumbre en la evolución del sector. En este sentido, no está de más recordar que las características tecnológicas, logísticas, de calidad del metal son adaptables a otros sectores, permitiéndoles aprovechar su know-how adquirido para competir en otros mercados. No obstante, hay que tener en cuenta que gran parte de nuestras empresas operan en mercados de tecnología media, con escasa penetración en mercados de alta tecnología por lo que será necesario contar también con programas de apoyo a la diversificación tecnológica de nuestras empresas. Por otra parte, habría que definir planes estratégicos que les permitan reenfocarse a productos/segmentos o mercados de valor añadido.
Planificar es el elemento fundamental del éxito. Que una empresa disponga de una estrategia es, probablemente, la base para que logre un mayor o menor éxito. Las empresas deben concienciarse de la importancia de la planificación estratégica como base del desarrollo y crecimiento empresarial. En este sentido, es necesario que las empresas actualicen y perfeccionen sus conocimientos en el manejo y uso de herramientas de planificación, gestión, marketing industrial, comercialización, etc.
No obstante, en un entorno como el actual, caracterizado por un elevado dinamismo, también es necesaria una vigilancia continua y sistemática del mismo para detectar las amenazas a las que se va a enfrentar el sector, así como las oportunidades existentes con la suficiente antelación. Adelantarse a los acontecimientos permite a las empresas adaptarse de la manera óptima, tanto para afrontar adversidades como para explotar oportunidades. Conseguir adelantarse a los competidores en estas acciones supone alcanzar una ventaja competitiva, ya sea temporal o definitiva. Para ello, como decía, es importante tener una visión de futuro y saber hacia dónde van las tendencias mediante la adopción de programas de vigilancia tecnológica y de mercados que observe las posibles disrupciones inminentes en sectores y mercados emergentes.
En los próximos años, la fortaleza del sector va a estar ligada a poder contar con un grupo de empresas “líderes” que sean capaces de operar en mercados tecnológicamente avanzados y/o mercados internacionales; y que a su vez actúen como tractoras e impulsen el desarrollo de las empresas de su área de influencia, ya sean clientes, proveedoras o competidoras. Pero ello dependerá de la disponibilidad que tengan dichas empresas tractoras, de una red de proveedores locales que pueda satisfacer sus necesidades de productos y servicios, evitando de esta manera que tengan que depender de cadenas de suministros externas o en el peor de los casos, llegar a deslocalizar la producción.
Por ello, será necesario disponer de programas que ayuden a las empresas líderes a mejorar su posición en los mercados en los que operan y/o a posicionarse en nuevos mercados. También para ayudar a las empresas que no siendo lideres tienen potencial para serlo, catalizando su transformación. En definitiva, disponer de programas aumentar el número de empresas líderes del sector con capacidad para innovar, exportar, desarrollar proyectos en colaboración, etc. Igualmente deberíamos contar con programas de impulso a la tracción, promoviendo que las empresas líderes se apoyen en una red de proveedores locales, a los que pueda transferir sus buenas prácticas operativas, tecnológicas, comerciales, financieras, etc.
Efectivamente. Otro de los márgenes de mejora del sector pasa por lograr la incorporación de empresas del metal en mercados emergentes a los que no pueden acceder por su pequeño tamaño, bien por costes, inversión o capacidad de producción. La imposibilidad de acceder a estos mercados limita su capacidad de desarrollar acciones que permitan mejorar su rentabilidad, diversificar sus actividades o explotar las capacidades de su personal e instalaciones. El tamaño de las empresas es el principal factor diferenciador de competitividad y necesariamente debemos realizar actuaciones que las impulsen a adoptar acciones tendentes a ganar tamaño.
Como todas las actividades económicas, las industrias del metal consumen recursos naturales y generan residuos, emisiones y vertidos, pero son también las que más reciclan, y frente a las personas consumidoras finales tienen la ventaja de que sus emisiones y residuos son localizadas y más fácilmente controlables.
Las actividades del metal han ido mejorando sus procesos por aplicación de las mejores tecnologías disponibles, de modo que hoy se encuentran en primera línea en disminución en origen de sus residuos, en la utilización racional de las materias primas y en la mejora de los procesos productivos. En las empresas se manifiesta cada vez con más fuerza la voluntad de adaptarse a las exigencias medioambientales. Controlar de forma creciente las emisiones contaminantes, valorizar al máximo sus residuos, y adaptarse a la legislación, cada vez más exigente, en materia medioambiental, vienen siendo objetivos prioritarios del conjunto del sector del metal lo que ha supuesto inversiones muy importantes en equipos y un esfuerzo considerable de adaptación y mejora de las estrategias empresariales y de formación del personal, a pesar del pequeño tamaño de nuestras empresas.
Como barreras, además del pequeño tamaño de las empresas y su dispersión geográfica a lo largo y ancho de nuestra comunidad, podríamos destacar la escasez de infraestructuras para el tratamiento de los residuos. Y es que su tratamiento, sin infraestructura, implica un sobrecoste por tener que realizar el tratamiento de residuos fuera de nuestra comunidad. Otra la barrera sería la falta de instrumentos financieros adecuados que permitan abordar las inversiones requeridas.
Un análisis detallado del uso de las tecnologías en la industria del sector metal valenciano y su previsión de uso a corto plazo nos aporta una visión muy interesante sobre la diferencia entre empresas micro y pequeñas, por un lado, y medianas y grandes, por otro.
En el primer caso, las tecnologías más utilizadas son las relacionadas con la automatización de procesos, con la monitorización de los procesos de fabricación y con los sistemas de comunicación máquina-máquina y producto-máquina. Entre el segundo grupo (medianas y grandes), además de las tecnologías mencionadas destaca el uso de la robótica y la simulación de procesos, que en el grupo de empresas pequeñas apenas es relevante.
Con respecto a previsiones de utilización de tecnología, cabe destacar que excepto las empresas grandes, que parece que ya están utilizando las tecnologías que necesitan, el resto ve posibilidades de utilización en la fabricación aditiva, la visión artificial, la realidad aumentada y la realidad virtual.
Hay que tener en cuenta que FEMEVAL cuenta con una de las Oficinas Acelera Pyme cuya principal labor es dar a conocer a las pymes y personas autónomas las distintas soluciones existentes en el mercado. Ello conlleva que tengamos una estrecha relación con los institutos tecnológicos (principalmente AIDIMME, ITI, ITE y IBV) y los centros universitarios de investigación, como son ai2 y Valgrai, Con todos ellos organizamos visitas tecnológicas periódicas a sus instalaciones, de modo que las pymes y personas autónomas, por un parte, conocen de primera mano los trabajos más innovadores que están desarrollando estas entidades, y por otro pueden transmitirles sus necesidades con el fin de establecer futuras colaboraciones.
Por otro lado, cabe destacar que entre las asociaciones integradas en FEMEVAL se encuentra AVETIC, la Asociación de Empresas de Tecnologías de la Información, Comunicación y Electrónica de la Comunidad Valenciana. Las empresas asociadas a AVETIC forman una amplia red de colaboradores tecnológicos para FEMEVAL, especializados en servicios digitales tales como el marketing industrial, la ciberseguridad y otras soluciones y aplicaciones tecnológicas con alcance industrial. Constituyen el apoyo de conocimiento especializado en consultas y sus servicios son referenciados ante las necesidades específicas de nuestras empresas en dichas materias.
Repecto al grado de madurez digital actual identificamos tres grupos principales de empresas: las no preparadas con un grado de madurez digital insuficiente (presentan bajos niveles de habilitadores tecnológicos, de gestión y culturales); las empresas con necesidades específicas, (tienen un grado de madurez intermedio, están preparadas en algunos ámbitos digitales, pero en otros presentan deficiencias significativas); y por último las empresas preparadas, con un elevado grado de madurez digital, presentan altos niveles de habilitadores tecnológicos, de gestión y culturales.
Prácticamente la mitad cree que el coste de la inversión es la principal barrera en su digitalización, aunque también señalan como una barrera importante la falta de competencias digitales del personal.
La industria del metal fue uno de los núcleos principales de desarrollo de la actual potencia económica valenciana y hoy, junto con el comercio y los servicios asociados a ella, sigue siendo uno de los motores del crecimiento de nuestra comunitat y como tal puede liderar el cambio hacia un modelo sostenible y resiliente y con una doble transición tecnológica y digital.
Para ello, hay que seguir trabajando, no solo desde el sector productivo, sino desde toda la estructura que compone la sociedad, para sumar voluntades encaminadas a dar respuestas que impulsen a la industria como elemento estratégico para el desarrollo y mejora de la competitividad de nuestra comunitat, que den visibilidad a su efecto arrastre sobre otros sectores de la economía y que pongan en valor la calidad de empleo que genera y su capacidad de innovación.
Para ello necesitamos que las administraciones públicas también crean en la industria y que las políticas públicas se dirijan a fortalecer el peso industrial. La industria necesita que se reduzca la burocracia, que se garantice la seguridad jurídica y se eliminen barreras a la creación y desarrollo industrial; así como una mejora de la financiación, que se asegure una ágil y óptima gestión de los fondos europeos, para que las cadenas de valor industriales puedan acceder a ellos; y un mayor esfuerzo inversor, tanto público como privado, para la modernización y adecuación de las áreas industriales y adaptación a los nuevos retos de la transformación digital.
Se trata de factores indispensables para que nuestra industria no pare. Porque sin tejido industrial es muy difícil que aflore la creación de empleo estable y de calidad, la inversión, el desarrollo tecnológico y el progreso de otros sectores estratégicos de servicios y comercio y de toda la sociedad.
El metal es un sector heterogéneo por la diversidad del tamaño de empresas, ya que integra tanto a personas autónomas como a grandes grupos empresariales, y porque contempla multitud de actividades con un nivel de tecnificación y automatización de procesos cada vez mayor, como son la fabricación, comercialización, reparación y la instalación de productos y/o servicios desarrollados con una misma materia prima: los metales. Además, en el metal se trabaja en cadena, por lo que si uno de los eslabones no dispone de mano de obra, puede suponer el caos en su ecosistema.
Por lo tanto, la captación y formación de talento nos preocupa sobremanera porque existe a día de hoy hay multitud de puestos de trabajo sin cubrir por falta de personal cualificado. Esto nos ha llevado a realizar diferentes acciones vinculadas a dar a conocer el sector, a generar vocaciones y a la realización de acciones de formación que cualifiquen o recualifiquen a personas procedentes de otros ámbitos profesionales.
Las principales carencias formativas se encuentran en la creciente implantación de la industria 4.0 y todo lo que conlleva (automatismos, robótica, programación de CNC, hiperconectividad); en las necesidades de cualificación en otras áreas relacionadas con tecnología y maquinaria novedosa en el sector como mecatrónica y electrotecnia, la metrología, los avances en máquina herramienta (aplicación de aditivos y máquinas multifuncionales); así como en técnicas de soldadura, neumática e hidráulica, nuevos materiales y en diseño industrial.
En este sentido, en FEMEVAL como centro acreditado y tras más de treinta años desarrollando proyectos formativos, tenemos mucho que aportar para poner cota a este desajuste entre oferta y demanda de empleo, que está provocando serias dificultades a las empresas del sector metal para encontrar personas trabajadoras con perfiles adecuados a sus puestos de trabajo. Por ejemplo, hemos puesto en marcha una Agencia de Colocación específica del sector metal para orientar a aquellas personas desempleadas que podrían recualificarse hacia actividades de nuestro sector.
En la actualidad existe una alta demanda de personal cualificado en diversos oficios del sector metal. Desde profesiones tradicionales como soldadura, personal técnico en instalaciones y mantenimientos, ya sean de automoción, mecánica, energías renovables o de sistemas eléctricos, electrónicos o automatizados, a especialistas en tecnologías 3D y robótica.
En el metal, todos los perfiles profesionales –tanto universitarios como de FP–tienen cabida. Como alto demandante de empleo cualificado necesita cubrir puestos de trabajo relacionados con titulaciones universitarias de ingeniería, tecnología, responsables para todas actividades del proceso productivo… Un amplio abanico laboral en el que la tasa de desempleo para estas titulaciones es prácticamente nula. Además, para los grados de formación profesional, tanto de nivel medio como superior, como aquellos que han realizado una certificación profesional, en las ramas de fabricación mecánica, electricidad-electrónica, energía y agua o mantenimiento no existe el desempleo. Es más, ofrece salarios por convenio muy dignos.
Por subsectores, las empresas de la industria del metal necesitan incorporar personas formadas en profesiones tradicionales como mecanizado, tornería, fresado, matricería, soldadura y fundición. Pero también hay demanda de nuevos perfiles vinculados al diseño de producto, digitalización, automatización, hiperconectividad, impresión 3D, control de procesos, gestión medioambiental y energética, seguridad industrial, robótica, y logística, mecatrónica y electrotecnia, aplicación de fabricación aditiva y en tecnologías TIC. Y sin olvidar, el impacto que tendrá la Inteligencia Artificial, que avecina una nueva revolución industrial, que requerirá de nuevos perfiles profesionales.
Por otra parte, las de comercio y servicios del metal requieren de responsables especializados en instalaciones y mantenimiento de climatización, frío industrial, gas, electricidad, energías renovables, ascensores, fontanería, reparación de vehículos en talleres, etc.
Multitud de ofertas de empleo en estos ámbitos se quedan sin cubrir, lo que evidencia que hay un preocupante desconocimiento sobre las oportunidades de empleo estable, de calidad y rentable que ofrecen estas profesiones; que faltan personas formadas; y que se debe dar un paso más en materia de orientación a los colectivos susceptibles de incorporarse al sector o de mejorar su cualificación dentro de él (personas desempleadas, jóvenes, personas trabajadoras), así como de fomentar una mayor presencia de personal productivo femenino.
Nuestro Plan Estratégico 2024-2027 incluye entre sus objetivos estratégicos la creación y puesta en marcha de un Centro para el Desarrollo de Talento para impulsar, aún más si cabe, la formación y la generación de talento en nuestro sector. Este nuevo Centro se creará porque las actuales instalaciones del Centro de Formación que tenemos en Alaquàs se han quedado insuficientes para atender la formación que requieren las empresas para dotarse de profesionales altamente cualificados.
Su puesta en marcha en 2027 permitirá, por tanto, dar respuesta a las necesidades específicas de formación que requieren la industria, comercio y servicios del metal; influir decisivamente en la cualificación y atracción de talento al sector metal como factor de competitividad clave para las empresas; y afianzar FEMEVAL como una organización empresarial referente por la calidad y oferta de la enseñanza impartida que aporta soluciones personalizadas, diferenciadoras y eminentemente prácticas.
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Este artículo aparece publicado en el nº 08 de Metales&Máquinas págs. 37 a 45.