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En un mundo donde la sostenibilidad y la preservación del medio ambiente son cada vez más urgentes, la economía circular se erige como una estrategia fundamental para minimizar la generación de residuos y optimizar el uso de recursos. La Federación Española de la Recuperación y el Reciclaje (FER) define la economía circular como un término acuñado hace pocos años que se basa en el paradigma de que, para frenar el agotamiento de los recursos naturales disponibles en el planeta, hay que apostar por un nuevo modelo de economía que pueda cerrar el ciclo de vida de todos los productos de tal forma que el actual modelo lineal, basado en producir-consumir-tirar, sea sustituido por otro en el que los residuos puedan ser reconvertidos en nuevos recursos para el ciclo productivo.
Para ello, hay que modificar completamente tanto la forma en la que se fabrican los productos, apostando decididamente por el ecodiseño, concebir los productos ya desde su fase de diseño para que posteriormente todos sus componentes puedan ser reciclados al final de su vida útil, y por nuevos hábitos de consumo responsable y sostenible. Por su parte, desde la Asociación Metalgráfica Española (AME), utilizan la definición del Ministerio de Transición Ecológica. En este sentido, entienden la economía circular como aquella en la que el valor de los productos, los materiales y los recursos se mantienen en la economía durante el mayor tiempo posible, y en la que se reduce al mínimo la generación de residuos. Es decir, en la economía circular se maximizan los recursos disponibles para que éstos permanezcan el mayor tiempo posible en el ciclo productivo. La economía circular aspira a reducir todo lo posible la generación de residuos y a aprovechar al máximo aquéllos cuya generación no se haya podido evitar.
“Los metales, por sus propiedades intrínsecas de poderse reciclar una y otra vez, son la punta de lanza de este nuevo modelo económico. Pero estas propiedades no son suficientes, por eso es fundamental redoblar los esfuerzos en dos aspectos clave sin los que será muy difícil alcanzar esa deseada y necesaria economía circular: Un mercado interno fuerte de materias primas recicladas y una apuesta decidida por el ecodiseño, de tal modo que los productos sean concebidos para poder reciclarse antes de llegar a la línea de producción”, apunta Ion Olaeta, presidente de la Federación Española de la Recuperación y el Reciclaje (FER). En consonancia, Yolanda Sanz, directora de la Asociación Metalgráfica Española (AME), apunta que el metal es un material permanente, es decir, un material cuyas propiedades físicas y químicas no varían a lo largo de su vida útil. Además, los materiales permanentes mantienen las mismas características también tras el reciclaje, sin necesidad de añadir nueva materia prima o aditivos. Por eso, cuando los residuos metálicos se funden para reciclarlos, se obtiene un material idéntico al aluminio o al hierro primario, manteniendo siempre su calidad. “Gracias a la permanencia del metal, y a la economía circular, se estima que el 80% del metal producido hasta ahora en el planeta sigue utilizándose hoy en día. Además, la energía y los recursos utilizados para la fabricación de nuevos objetos metálicos se reducen aproximadamente en un 95% en los casos en los que se utiliza metal reciclado respecto a cuando se producen con materia prima virgen”, subraya.
En relación a las dificultades técnicas del reciclaje de metales, principalmente tienen que ver con separar algunos metales de otros materiales con los que se fabrican de diversos productos complejos. “Hemos de tener en cuenta que muchos de los productos que incluyen metales, y que estamos actualmente tratando al final de su vida útil, no fueron concebidos para poder ser reciclados. Por eso es tan importante incluir el factor del ecodiseño a la hora de fabricar cualquier producto”, afirma Olaeta. Por otro lado, también hay que tener en cuenta que la industria europea sigue siendo mayoritariamente lineal y solo el 12% de los materiales que utiliza proceden del reciclaje. Como resultado, en Europa, el suministro de metales reciclados que cumple con las especificaciones de la industria sigue estando infrautilizado en la producción de metal porque la industria metalúrgica prefiere utilizar materias primas vírgenes, a pesar del impacto que éstas generan sobre el medio ambiente. Además, está el hecho de que los precios de las materias primas recicladas aún no incorporan los enormes beneficios ambientales del reciclaje de metales. En la legislación de la Unión Europea no existe ningún incentivo que recompense el reciclaje de metales por tener una menor huella de carbono y consumo energético que las materias primas vírgenes (a menudo extraídas fuera de Europa).
Por último, hay que tener en cuenta el desabastecimiento de materias primas estratégicas que está sufriendo Europa debido a la competencia desleal de países como India u otros países asiáticos, en los cuales se incumplen reiteradamente las normativas medioambientales, sociales y laborales, lo que les permite abaratar los costes de fabricación y obtener mayores márgenes para pagar más por las materias primas. “Ante este panorama, sólo se puede concluir que ha llegado el momento de trazar una estrategia más ambiciosa para impulsar el reciclaje de metales en Europa y apoyar a los recicladores de metal, que es la columna vertebral de cualquier economía moderna”, indica el presidente de FER.
A pesar de los beneficios innegables del reciclaje de metales, el sector de reciclaje de metales en Europa enfrenta desafíos significativos, según AME. Uno de los principales obstáculos es la falta de concienciación ciudadana. Los consumidores aún tienen dudas sobre cómo reciclar los metales, especialmente objetos de uso cotidiano como envases y cierres metálicos. Para abordar este problema, AME ha lanzado la campaña ‘El Metal se Recicla para Siempre’, que tiene como objetivo educar a los consumidores sobre cómo reciclar metales y los beneficios que esto conlleva. La separación de residuos en los hogares se considera un paso crucial en el proceso de reciclaje, y la concienciación de la sociedad desempeña un papel esencial en el éxito de esta iniciativa.
De cara al futuro, el sector de fabricación de envases y cierres metálicos seguirá avanzando en la senda de la economía circular. Pero serán necesarios muchos más cambios. “Las empresas del sector ya están dedicando sus esfuerzos a reducir el impacto medioambiental de nuestra actividad: ahorro de recursos, reducción del espesor de los envases y cierres para disminuir el peso de los residuos, aumento de la eficiencia de los procesos de producción, reducción de las emisiones de CO2, optar por energías renovables, etc”, indica la directora de AME. De esta manera, los principales retos u oportunidades de mejora para ellos son:
“Si tomamos como ejemplo al acero, en la actualidad a nivel europeo la producción de acero se realiza mayoritariamente a través de los altos hornos, que utilizan mineral de hierro primario y carbón. Por lo que hay que impulsar urgentemente el cambio de la industria hacia hornos de arco eléctrico, que utilizan acero reciclado y pueden utilizar energía procedente de fuentes renovables. Más claro aún, el acero de bajo impacto en carbono y los metales, en general, no solo son vitales para lograr la neutralidad climática, sino que también son fundamentales para competir mejor en un mercado que cambia de forma vertiginosa. Por tanto, si de verdad queremos alcanzar la neutralidad climática en esa fecha que propone la Unión Europea habrá que tener muy en cuenta estos factores y hacer una apuesta decidida por los metales reciclados”, destaca Ion Olaeta desde FER.
Para la Federación Española de la Recuperación y el Reciclaje, las nuevas tecnologías van a facilitar alcanzar esos objetivos de neutralidad climática al posibilitar nuevas técnicas y desarrollos para la industria que anteriormente eran inviables. En la industria estas nuevas tecnologías alcanzarán todas las fases del reciclaje de metales, tanto en la logística como en el tratamiento de los materiales recuperados. Sin embargo, es muy importante tener en cuenta que estas nuevas tecnologías por sí solas no van a permitir cambiar de un modelo económico lineal a otro circular porque, como ya han comentado anteriormente, “esta transición también lleva aparejada una modificación sustancial de nuestras pautas de consumo, lo que implica una nueva forma de producir y consumir basada en una apuesta por la reparación de los productos, la preparación para la reutilización y el reciclaje”.
Asimismo, en AME apuntan que gracias a la tecnología, en general, hoy en día tenemos a nuestro alcance oportunidades de producción y de consumo que hace unos años eran inimaginables. En el ámbito de procesos productivos las nuevas tecnologías permiten la mejora continua hacia la optimización de procesos, con reducciones de consumos de gas y electricidad, mejoras en iluminación de instalaciones y aprovechamiento de la luz natural, integración de energías renovables, aprovechamiento del calor generado en procesos productivos, mejoras en refrigeración y climatización, monitorización de consumos o mejoras en el transporte, entre otros. “Pero también en el lado del consumo las nuevas tecnologías nos han permitido desarrollar nuevas formas de comunicación con las que es posible alcanzar a un mayor número de personas y prácticamente de forma inmediata. Además, estos nuevos medios de comunicación a través de internet o de las redes sociales nos permiten tener la información siempre accesible”, concluye Yolanda Sanz.
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Este artículo aparece publicado en el nº 5 de Metales&Máquinas págs. 54 a 57.